Se dice que fue el dramaturgo inglés William Shakespeare quien sentenció aquello de que el alcohol despierta el deseo sexual pero impide su consumación. Pero más allá de su origen literario o no, lo cierto es que el consumo excesivo de esa sustancia clasifica entre las causas más probables de la disfunción eréctil masculina y la disminución de la libido en ambos sexos.
Acerca del tema se han desarrollado varios estudios que dejan clara la evidencia de que el alcohol tiene una influencia letal sobre las funciones sexuales y particularmente entre el 3 y el 65 por ciento de los hombres alcohólicos refieren disfunciones sexuales más o menos graves.
Bebedor moderador tiene más deseo sexual
Pero recientemente los resultados de una investigación desarrollada en Australia en la que aseguran que los “bebedores moderados” refieren un 30% menos de problemas sexuales que los abstemios.
La explicación a tal conducta está en que el hábito de consumir alcohol eventual y moderadamente suele corresponder a un estilo de vida más cercano al disfrute de los placeres. Mientras que la abstinencia total se relaciona con un sentido puritano y de contención que podría contaminar también el ámbito de las relaciones sexuales.
Es decir, la propuesta de los australianos es bien clara: ni alcohólico, ni abstemio pues ambos extremos suelen acumular mayor porcentaje de trastornos de diversos tipos: personalidades obsesivas, déficits de autoestima, etcétera.
Pero conseguir la categoría de “bebedor moderado” no es fácil pues no todas las personas tienen el “aditivo” sicológico que les permite mantener una relación saludable con el alcohol y es frecuente que terminen adictos, conducta en la que se ha hallado incluso cierto componente genético.
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