El objetivo de los exámenes para detectar el cáncer del seno en sus primeras etapas consiste en encontrar el tumor canceroso antes de que empiece a causar síntomas. Las pruebas y exámenes de detección tienen el propósito de encontrar una enfermedad, como el cáncer, en las personas que no tienen ningún síntoma. La detección temprana significa usar un método que permita el diagnóstico más temprano de cáncer de seno.
Los tumores cancerosos del seno que se encuentran porque causan síntomas tienden a ser mayores, y tienen más probabilidades de haberse ya extendido más allá del seno. En cambio, los que se encuentran durante los exámenes de detección suelen ser más pequeños y estar aún confinados al seno. El tamaño y la extensión del cáncer de seno son algunos de los factores más importantes para establecer el pronóstico(expectativa) de una mujer que padezca esta enfermedad.
No hay duda de que las pruebas de detección temprana del cáncer de seno salvan miles de vidas cada año, y que muchas más pudieran salvarse si un número aún mayor de mujeres y sus doctores aprovecharan dichas pruebas. La observación de las guías de la Sociedad Americana del Cáncer para la detección temprana del cáncer de seno aumenta las probabilidades de que esta enfermedad se pueda diagnosticar en una etapa temprana y que se pueda tratar con éxito.
¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer de seno?
Un factor de riesgo es todo aquello que afecta la probabilidad de que usted padezca una enfermedad, como por ejemplo el cáncer. Los distintos tipos de cáncer conllevan diferentes factores de riesgo. Por ejemplo, mientras la exposición a los rayos intensos del sol es un factor de riesgo para el cáncer de piel, el fumar es un factor de riesgo para el cáncer de los pulmones, la boca, la laringe, la vejiga, el riñón y otros órganos.
Sin embargo, los factores de riesgo no lo indican todo. Si se tiene uno, o hasta varios factores de riesgo, no necesariamente significa que se desarrollará la enfermedad. La mayoría de las mujeres que tienen uno o más factores de riesgo de cáncer de seno nunca padecen la enfermedad, mientras que muchas mujeres que la padecen no tienen factores de riesgo aparentes (además de ser mujer y el envejecimiento). Aún cuando una mujer con factores de riesgo padece cáncer de seno, resulta difícil saber cuánto pudieron haber contribuido estos factores a su cáncer.
Existen distintos tipos de factores de riesgo. Algunos de ellos, como la edad o raza de una persona, no se pueden cambiar. Otros están relacionados con factores cancerígenos ambientales. Además, existen factores de riesgo relacionados con conductas personales tales como fumar, tomar alcohol y la alimentación. Algunos factores tienen más influencia sobre el riesgo que otros, y el riesgo de cáncer de seno cambia con el transcurso del tiempo debido a factores como el envejecimiento o cambios en el estilo de vida.
Factores de riesgo que usted no puede cambiar
Sexo
El simple hecho de ser mujer es el principal riesgo de padecer cáncer de seno. Aunque las mujeres tienen muchas más células del seno que los hombres, la razón principal por la que ellas padecen más cánceres de seno consiste en que las células del seno están expuestas constantemente a los efectos de estimulación de crecimiento de las hormonas femeninas, estrógeno y progesterona. Los hombres pueden padecer cáncer de seno, pero esta enfermedad es aproximadamente 100 veces más común entre las mujeres que en los hombres.
Envejecimiento
El riesgo de padecer cáncer de seno aumenta al envejecer. Aproximadamente uno de ocho cánceres de seno se detecta en mujeres menores de 45 años de edad, mientras que alrededor de dos a tres cánceres invasivos del seno se encuentran en mujeres de 55 años o más.
Factores de riesgo genéticos
Se cree que alrededor del 5 al 10% de los casos de cáncer de seno son hereditarios, ósea que se originan directamente de defectos genéticos (llamados mutaciones) heredados de uno de los padres.
BRCA1 y BRCA2: la causa más común de cáncer de seno hereditario es una mutación hereditaria en los genes BRCA1 y BRCA2. En las células normales, estos genes ayudan a prevenir el cáncer al producir proteínas que ayudan a evitar el crecimiento anormal de las células. Si usted heredó una copia mutada de uno de estos dos genes de cualquiera de sus padres, usted tiene un alto riesgo de cáncer de seno en el transcurso de su vida.
El riesgo puede ser tan alto como 80% para los miembros de algunas familias con mutaciones BRCA. Estos cánceres tienden a presentarse en mujeres más jóvenes y con más frecuencia son bilaterales (en ambos senos) en comparación con cánceres en mujeres que no nacieron con ninguna de estas mutaciones genéticas. Las mujeres con estas mutaciones hereditarias también tienen un riesgo aumentado de padecer otros cánceres, particularmente cáncer de ovario.
Aunque en los Estados Unidos, las mutaciones BRCA son encontradas con mayor frecuencia en las mujeres judías ashkenazi (Europa oriental), se pueden presentar en mujeres de cualquier grupo racial o étnico.
Cambios en otros genes: otras mutaciones genéticas podrían también conducir a cánceres de seno hereditarios. Estos genes se presentan con mucha menos frecuencia y por lo general no aumentan el riesgo de cáncer de seno tanto como los genes BRCA. Estos cambios no son causas frecuentes de cáncer de seno hereditario.
- ATM: el gen ATM ayuda normalmente a reparar el ADN dañado. Heredar dos copias anormales de este gen causa la enfermedad ataxia-telangiectasia. Por otro lado, heredar una copia mutada de este gen ha sido asociado con una alta tasa de cáncer de seno en algunas familias.
- p53: las mutaciones hereditarias del gen p53 supresor de tumores causa el síndrome de Li-Fraumeni (que lleva el nombre de los dos investigadores que primero lo describieron). Las personas con este síndrome tienen un riesgo aumentado de cáncer de seno, al igual que otros cánceres, como leucemia, tumores encefálicos y sarcomas (cáncer en los huesos o en el tejido conectivo). Ésta es una causa poco común de cáncer de seno.
- CHEK2: el síndrome de Li-Fraumeni también puede ser causado por mutaciones hereditarias en el gen CHEK2. Aun cuando no causa este síndrome, puede aumentar el riesgo de cáncer de seno alrededor del doble cuando está mutado.
- PTEN: el gen PTEN ayuda normalmente a regular el crecimiento celular. Las mutaciones hereditarias en este gen causan el síndrome de Cowden, un trastorno poco común en el cual las personas están en un riesgo aumentado de tumores del seno malignos y benignos, así como crecimientos en el tracto digestivo, la tiroides, el útero y los ovarios.
- CDH1: las mutaciones hereditarias en este gen causan cáncer gástrico difuso hereditario, un síndrome en el cual las personas desarrollan un tipo poco común de cáncer de estómago a una edad temprana. Las mujeres con mutaciones en este gen también tienen un riesgo aumentado de cáncer de seno lobulillar invasivo.
Prueba genética: se pueden hacer pruebas genéticas para identificar mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2 (o con menos frecuencia en otros genes tal como PTEN o p53). Aunque las pruebas pueden ser útiles en algunas situaciones, se deben considerar cuidadosamente las ventajas y las desventajas.
Si está considerando someterse a pruebas genéticas, se recomienda enfáticamente que hable primero con un consejero genético, una enfermera o un médico calificado para que interprete y le explique los resultados de estas pruebas. Es muy importante que entienda lo que las pruebas genéticas pueden y no pueden indicar, y considerar cuidadosamente los beneficios y los riesgos de las pruebas genéticas antes de someterse a ellas. Las pruebas son costosas y puede que no sean cubiertas por algunos planes de seguro médico.
Para más información, remítame al documento en inglés Genetic Testing: What You Need to Know. Además usted puede visitar la página Web delNational Cancer Institute en www.cancer.gov/cancertopics/Genetic-Testing-for-Breast-and-Ovarian-Cancer-Risk para más información.
Antecedentes familiares de cáncer de seno
Las mujeres cuyos parientes consanguíneos cercanos hayan padecido cáncer de seno tienen un mayor riesgo de esta enfermedad.
El que un familiar de primer grado (madre, hermana o hija) padezca cáncer de seno casi duplica el riesgo de una mujer. Si dos familiares de primer grado padecen la enfermedad, el riesgo aumenta aproximadamente cinco veces.
Aunque no se sabe el riesgo exacto, las mujeres con antecedentes familiares de cáncer de seno en el padre o un hermano también tienen riesgo aumentado de padecer esta enfermedad. En general, alrededor del 20 al 30% de las mujeres con cáncer de seno tiene un familiar con esta enfermedad. Esto significa que la mayoría (70% al 80%) de las mujeres que padecen cáncer de seno no tienen antecedentes familiares de esta enfermedad.
Antecedentes personales de cáncer de seno
Una mujer con cáncer en un seno tiene un riesgo de tres a cuatro veces mayor de padecer un nuevo cáncer en el otro seno o en otra parte del mismo seno. Esto es diferente a la recurrencia (regreso) del primer cáncer.
Raza y origen étnico
Las mujeres de raza blanca tienen una probabilidad ligeramente mayor de padecer cáncer de seno que las mujeres de raza negra. Sin embargo, las mujeres de raza negra tienen más probabilidades de fallecer de este cáncer. Parte de esto parece deberse a que las mujeres de la raza negra tienden a padecer tumores más agresivos, aunque las razones para esto se desconocen. Las mujeres asiáticas, hispanas e indias americanas tienen un menor riesgo de padecer y morir de cáncer de seno.
Tejido del seno denso
Las mujeres con tejido del seno más denso (como se observa en un mamograma) tienen tejido más glandular y menos tejido adiposo, por lo que tienen un mayor riesgo de cáncer de seno. Desafortunadamente, el tejido del seno denso también puede hacer más difícil que los médicos identifiquen problemas en los mamogramas.
Ciertas condiciones benignas del seno
Las mujeres diagnosticadas con ciertas condiciones benignas pueden tener un riesgo aumentado de cáncer de seno. Algunas de estas condiciones están más asociadas con el riesgo de cáncer de seno que otras. Los doctores a menudo dividen las condiciones benignas del seno en tres grupos generales, dependiendo de cómo ellas afectan este riesgo.
Lesiones no proliferativas: estas condiciones no están asociadas con el sobrecrecimiento del tejido mamario. No parecen afectar el riesgo de cáncer de seno, o de afectar el riesgo, es a muy poca extensión. Éstas incluyen:
- Enfermedad fibroquística (fibrosis y/o quistes).
- Hiperplasia leve.
- Adenosis (no esclerosante).
- Fibroadenoma simple.
- Tumor filoide (benigno).
- Un solo papiloma.
- Necrosis adiposa.
- Mastitis.
- Ectasia ductal.
- Otros tumores benignos (lipoma, hamartoma, hemangioma, neurofibroma).
Lesiones proliferativas sin atipia: estas condiciones muestran un crecimiento excesivo de células en los conductos o lobulillos del tejido mamario. Estas condiciones parecen aumentar ligeramente el riesgo de cáncer de seno en una mujer (de una y media a dos veces respecto al riesgo normal). Éstas incluyen:
- Hiperplasia ductal usual (sin atipia).
- Fibroadenoma complejo.
- Adenosis esclerosante.
- Varios papilomas o papilomatosis.
- Cicatriz radial.
Lesiones proliferativas con atipia: en estas condiciones, existe crecimiento excesivo de células en los conductos o lobulillos del tejido del seno, y las células ya no lucen normales. Estas condiciones tienen un efecto mayor en el riesgo de cáncer de seno, aumentándolo de cuatro a cinco veces más que el riesgo normal. Éstas incluyen:
- Hiperplasia ductal atípica (atypical ductal hyperplasia, ADH).
- Hiperplasia lobulillar atípica (atypical lobular hyperplasia, ALH).
Las mujeres con un antecedente familiar de cáncer de seno y con hiperplasia o hiperplasia atípica tienen un riesgo aún mayor de padecer un cáncer de seno.
Para más información sobre estas condiciones, consulte el documento “Condiciones no cancerosas del seno” de la Sociedad Americana del Cáncer.
Carcinoma lobulillar in situ
Las mujeres con carcinoma lobulillar in situ (lobular carcinoma in situ, LCIS) tienen un riesgo de siete a once veces mayor de padecer cáncer en cualquiera de los senos.
Periodos menstruales
Las mujeres que han tenido más ciclos menstruales debido a que comenzaron a menstruar a una edad temprana (antes de los 12 años) y/o que experimentaron la menopausia a una mayor edad (después de los 55 años) tienen un riesgo ligeramente mayor de padecer cáncer de seno. Esto puede estar relacionado con una exposición mayor a las hormonas estrógeno y progesterona durante toda la vida.
Antecedente de radiación al tórax
Las mujeres que siendo niñas o jóvenes recibieron radiación en el área del tórax como tratamiento contra otro tipo de cáncer (como la enfermedad de Hodgkin o el linfoma no Hodgkin) tienen un riesgo significativamente mayor de padecer cáncer de seno. Esto varía con la edad de la paciente al momento de recibir la radiación. Si también se administró la quimioterapia, esto pudo haber detenido por un tiempo la producción de hormonas ováricas, reduciendo el riesgo. El riesgo de padecer un cáncer de seno debido a radiación administrada al tórax es el mayor si la radiación se recibió durante la adolescencia, cuando los senos aún estaban en desarrollo. La radioterapia después de los 40 años no parece aumentar el riesgo de cáncer de seno.
Exposición al dietilestilbestrol
Desde los años 40 a los 70, a algunas mujeres embarazadas se les administraba un medicamento parecido al estrógeno llamado DES, ya que se pensaba que éste disminuía las probabilidades de perder el bebé (aborto espontáneo). Estas mujeres tienen un riesgo ligeramente mayor de padecer cáncer de seno. Las mujeres cuyas madres tomaron dietilestilbestrol durante el embarazo también pudieran tener un riesgo ligeramente mayor de cáncer de seno. Para más información sobre DES, remítase al documento DES Exposure: Questions and Answers.
Factores relacionados con los estilos de vida
No tener hijos o tenerlos tarde en la vida
Las mujeres que no han tenido hijos o aquellas que tuvieron su primer hijo después de los 30 años tienen un riesgo ligeramente mayor de padecer cáncer de seno. Los embarazos múltiples y quedar embarazada a una edad temprana reducen el riesgo del cáncer de seno. El embarazo reduce el número total de ciclos menstruales en la vida de una mujer, lo cual puede que sea una razón de este efecto.
Uso reciente de anticonceptivos orales
Los estudios han reportado que las mujeres que usan anticonceptivos orales tienen un riesgo ligeramente mayor de tener cáncer de seno que aquellas mujeres que nunca los han usado. Con el paso del tiempo, este riesgo parece regresar a lo normal una vez se dejan de tomar las pastillas anticonceptivas. Las mujeres que dejaron de usar los anticonceptivos orales hace más de 10 años no parecen tener aumento del riesgo de padecer cáncer de seno. Al considerar el uso de los anticonceptivos orales, las mujeres deben discutir con su equipo de atención médica sus otros factores de riesgo de cáncer de seno.
Terapia hormonal posmenopáusica
La terapia hormonal posmenopáusica (post-menopausal hormone therapy, PHT), también conocida como terapia de restitución de hormonas ha sido usada por muchos años para ayudar a aliviar los síntomas de la menopausia y para ayudar a prevenir la osteoporosis (adelgazamiento de los huesos). Los estudios más preliminares sugirieron que la terapia hormonal también pudiese tener otros beneficios a la salud, pero estos beneficios no han sido encontrados en estudios más recientes y mejores diseñados.
Existen dos tipos principales de terapia hormonal posmenopáusica. Para las mujeres que siguen teniendo un útero (matriz), los doctores generalmente prescriben estrógeno y progesterona (conocida como terapia hormonal posmenopáusica combinada). Debido a que el estrógeno solo puede aumentar el riesgo de cáncer de útero, se agrega progesterona para ayudar a prevenir esto. Por otro lado, a las mujeres que han sido sometidas a una histerectomía (mujeres que ya no tienen útero) se les puede recetar sólo estrógeno. A esto se le conoce comúnmente como terapia de restitución de estrógeno (estrogen replacement therapy, ERT).
Terapia hormonal posmenopáusica combinada (PHT): el uso de terapia hormonal posmenopáusica combinada aumenta el riesgo de padecer cáncer de seno. Además, pudiera aumentar las probabilidades de morir de cáncer de seno. Este aumento en riesgo se puede observar con tan poco como dos años de uso. Los estudios a gran escala han encontrado que hay un aumento en el riesgo de cáncer de seno relacionado con el uso de la PHT combinada. La terapia combinada también aumenta la probabilidad de que el cáncer pueda ser encontrado en una etapa más avanzada, posiblemente porque reduce la eficacia de los mamogramas.
El riesgo aumentado debido a la terapia hormonal posmenopáusica combinada parece aplicar sólo a las usuarias actuales y recientes. El riesgo de una mujer de cáncer de seno parece regresar al de la población general dentro de cinco años después de suspender la terapia hormonal posmenopáusica combinada.
Terapia de restitución de estrógenos (ERT): el uso de estrógeno solo después de la menopausia no parece aumentar tanto el riesgo de cáncer de seno, si es que lo aumenta. Sin embargo, en algunos estudios se ha descubierto que la ERT aumenta el riesgo de cáncer de ovario y del seno cuando se usa por mucho tiempo (por más de 10 años).
Actualmente, tal parece que existen pocas razones contundentes para usar la terapia hormonal posmenopáusica (terapia hormonal posmenopáusica o terapia de restitución de estrógenos combinadas), que no sea para posiblemente aliviar por un corto periodo de tiempo los síntomas de la menopausia. Además del riesgo aumentado de cáncer de seno, la terapia hormonal posmenopáusica combinada parece aumentar el riesgo de enfermedad cardiaca, coágulos sanguíneos y ataques al cerebro. La terapia reduce el riesgo de cáncer colorrectal y osteoporosis, pero estos beneficios y los posibles daños deben evaluarse teniendo en cuenta que existen otros métodos efectivos para prevenir la osteoporosis. Aunque la terapia de restitución de estrógenos no parece tener mucho efecto en el riesgo de cáncer de seno, sí aumenta el riesgo de ataque al cerebro. El riesgo aumentado de la terapia de restitución hormonal es el mismo para hormonas “bioidénticas” y “naturales” que para las hormonas sintéticas.
La decisión de usar la terapia hormonal posmenopáusica debe tomarla la mujer y su médico después de analizar los posibles riesgos y beneficios (incluyendo la gravedad de los síntomas de la menopausia), y considerar los factores riesgos para enfermedad cardiaca, cáncer de seno y osteoporosis. Si una mujer y su médico deciden emplear la terapia hormonal posmenopáusica como tratamiento de los síntomas menopáusicos, por lo general es mejor usar la menor dosis posible y por el tiempo más breve que sea efectiva para ella.
Mujeres que no lactan a sus bebés
Algunos estudios sugieren que la lactancia pudiera disminuir ligeramente el riesgo de cáncer de seno, especialmente si la lactancia se prolonga por 1 1/2 a 2 años. No obstante, ésta ha sido un área muy difícil de estudiar, especialmente en países como Estados Unidos, donde la lactancia por un periodo tan prolongado como éste no es común.
La explicación para este posible efecto puede ser que la lactancia reduce el número total de ciclos menstruales en la vida de una mujer (lo mismo que comenzar los periodos menstruales a una edad mayor o experimentar la menopausia temprano).
Alcohol
El consumo de bebidas alcohólicas está claramente asociado a un aumento en el riesgo de padecer cáncer de seno. El riesgo aumenta con la cantidad de alcohol consumido. En comparación con las mujeres que no ingieren alcohol, las que consumen una bebida alcohólica diaria tienen un aumento muy ligero en el riesgo. Aquéllas que toman de dos a cinco bebidas al día tienen alrededor de 1 ½ veces más riesgo que las mujeres que no toman alcohol. También se sabe que el consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de padecer cánceres de la boca, garganta, esófago e hígado. La Sociedad Americana del Cáncer recomienda que las mujeres limiten su consumo de alcohol a no más de un trago por día.
Sobrepeso u obesidad
Se ha encontrado que el sobrepeso u la obesidad aumenta el riesgo de cáncer de seno, especialmente en mujeres después de la menopausia. Antes de la menopausia, sus ovarios producen la mayor cantidad de estrógeno, y el tejido adiposo produce una pequeña cantidad de estrógeno. Por otro lado, después de la menopausia (cuando los ovarios dejan de producir estrógeno), la mayor parte del estrógeno de una mujer proviene del tejido adiposo. Un exceso de tejido adiposo después de la menopausia puede aumentar su probabilidad de padecer cáncer de seno al aumentar los niveles de estrógeno.
Sin embargo, la relación entre el peso y el riesgo de cáncer de seno es compleja. Por ejemplo, el riesgo parece ser mayor en las mujeres que aumentan de peso en su vida adulta, pero es posible que no aumente en aquellas mujeres que han tenido exceso de peso desde la infancia. Además, un exceso de grasa en el área de la cintura afecta el riesgo más que la misma cantidad de grasa en las caderas y en los muslos. Los investigadores creen que las células grasas de varias partes del cuerpo tienen diferencias sutiles que pueden explicar esta observación.
La Sociedad Americana del Cáncer recomienda mantener un peso saludable durante toda su vida mediante el consumo balanceado de alimentos, la actividad física y evitar el exceso de peso.
Falta de actividad física
La evidencia que indica que la actividad física en forma de ejercicio reduce el riesgo de cáncer de seno está aumentando. La pregunta principal es determinar cuánto ejercicio es necesario. En un estudio de la "Women’s Health Initiative", caminar a paso ligero tan poco como 1 1/4 a 2 1/2 horas por semana redujo a 18% el riesgo de una mujer. Con diez horas de caminata a la semana se redujo el riesgo aún un poco más.
Para reducir su riesgo de cáncer de seno, la Sociedad Americana del Cáncer recomienda 45 a 60 minutos de actividad física intencional durante cinco o más días de la semana.
Factores con efectos inciertos, controversiales o no comprobados en el riesgo de cáncer de seno
Alimentos con alto contenido de grasas
Los estudios relacionados con la grasa en la alimentación y el riesgo del cáncer de seno frecuentemente dan resultados conflictivos.
En la mayoría de los estudios se ha encontrado que el cáncer de seno es menos común en aquellos países cuya dieta típica tiene un bajo contenido total de grasas, bajo contenido de grasas poliinsaturadas y bajo contenido de grasas saturadas. Por otro lado, muchos estudios realizados en las mujeres de los Estados Unidos no han encontrado que exista una relación entre el riesgo del cáncer de seno y el consumo de grasas en la alimentación. Los investigadores todavía no están seguros de cómo explicar este desacuerdo aparente. Los estudios en los que se compara la alimentación y el riesgo de cáncer de seno en diferentes países se complican con otras diferencias (como por ejemplo el nivel de actividad, la ingestión de otros nutrientes y los factores genéticos), que también pueden alterar el riesgo de cáncer de seno.
Es necesario realizar más investigaciones para entender mejor el efecto de los tipos de grasa consumidos sobre el riesgo de cáncer de seno. Sin embargo, se ha demostrado que las calorías son un factor que cuenta, y la grasa es su fuente principal. Los alimentos con altos contenidos de grasa pueden causar obesidad o sobrepeso, lo que es un factor de riesgo para el cáncer de seno. Sin embargo, se ha demostrado que estos factores afectan el riesgo de padecer otros tipos de cáncer, y el consumo de ciertos tipos de grasa se relaciona claramente con el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.
La Sociedad Americana del Cáncer recomienda comer alimentos saludables, enfatizando en aquéllos de fuente vegetal. Esto incluye comer cinco o más porciones de vegetales, verduras y frutas al día, optando por granos integrales en lugar de granos procesados (refinados), y limitar el consumo de carnes rojas y procesadas.
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